domingo, abril 04, 2010

sábado, abril 03, 2010

Rectificación: José María Ruiz-Mateos sigue vivo


Quisiera aprovechar este foro para disculparme con el señor José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada, Marqués de Olivara, y con su familia por jurar y perjurar que este había muerto. (Hay que estar a bien con los Ruiz-Mateos que son muchos).


No tengo ni idea de porqué estaba tan convencida, pero lo hubiera jurado por Snoopy.


No confundir con


Es verdad; pues reprimamos             esta fiera condición,             esta furia, esta ambición,             por si alguna vez soñamos;             y sí haremos, pues estamos             en mundo tan singular,             que el vivir sólo es soñar;             y la experiencia me enseña             que el hombre que vive, sueña             lo que es, hasta despertar.                Sueña el rey que es rey, y vive             con este engaño mandando,             disponiendo y gobernando;             y este aplauso, que recibe             prestado, en el viento escribe,             y en cenizas le convierte             la muerte, ¡desdicha fuerte!             ¿Que hay quien intente reinar,             viendo que ha de despertar             en el sueño de la muerte!                Sueña el rico en su riqueza,             que más cuidados le ofrece;             sueña el pobre que padece             su miseria y su pobreza;             sueña el que a medrar empieza,             sueña el que afana y pretende,             sueña el que agravia y ofende,             y en el mundo, en conclusión,             todos sueñan lo que son,             aunque ninguno lo entiende.                Yo sueño que estoy aquí             de estas prisiones cargado,             y soñé que en otro estado             más lisonjero me vi.             ¿Qué es la vida?  Un frenesí.             ¿Qué es la vida?  Una ilusión,             una sombra, una ficción,             y el mayor bien es pequeño;             que toda la vida es sueño,             y los sueños, sueños son.

Cosas que no se le preguntan a nadie a las cuatro de la mañana




¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!

Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.

Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
qué yo no gocé jamás?

Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?

Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
(gracias al docto pincel),
cuando, atrevida y crüel
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto;
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?

Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas, bajel de escamas,
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?

Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad
del campo abierto a su huida;
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?

En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón,
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

[...]